09/07/2021
El chico que no podía crecer
Como Ginóbili, la obsesión de Messi también pasaba por crecer, aunque en su caso potenciado: para hacerlo debía inyectarse hormonas. Ese sacrificio desde muy chico y dejar su casa natal para poder desarrollar su sueño formaron un combo que forjó una personalidad marcada: introvertido afuera, indomable adentro.
Con una zurda con la que fue perfeccionando su pegada, La Pulga encontró en Barcelona el lugar ideal para crecer y consolidar una carrera que lo metió entre los grandes de la historia y que todavía no tiene techo. Seis Balones de Oro, 704 goles en su carrera y ser el máximo artillero en la historia de la Selección Argentina son algunas de sus credenciales, para un zurdo al que sólo le falta levantar la Copa del Mundo con la mano izquierda.